Nuestra Historia

La Dulzura nació de mi corazón en la banqueta de casa de mi mamá en Veracruz cuando yo tenía 16 años; nació de querer transformar la resignación en amor. Y así comencé a hacer postres convertidos en poesía. Desde el día uno mi hermana y yo hemos ido de la mano, antes como hermanas y ahora como hermanas y como socias. 
Mi mamá se dedicó a la repostería cuando estaba embarazada de mí. De ella aprendí todas las bases de repostería antigua que después usé para transformarlas a mi manera. Mi mamá nos inculcó profundamente la cultura del postre y crecimos relacionando las pláticas íntimas y los momentos especiales con sabores dulces. "La comida no ha terminado sin un postre" siempre nos decía mi mamá y aún en los peores momentos siempre tuvimos un postre improvisado al final de la comida. 
Inicié haciendo postres buscando que lo que yo hiciera tuviera un sentido para mí, que mis postres hicieran una diferencia en el día de alguien; que fueran un recordatorio de amor y por ello mis postres desde sus inicios llevan frases de amor. Creemos profundamente que el amor hace una diferencia en el mundo. El amor transforma todo a su tiempo. 
Y transformar lo que llega a nuestras manos en amor es nuestra mejor receta secreta. 
Para crear nuestros postres y sus combinaciones nos inspiramos en todo lo que de niñas soñamos con algún día probar. Los chocolates que compartimos en momentos especiales en familia y siempre parecían inalcanzables en un día normal. Las combinaciones de sabores que parecían imposibles. El relleno abundante que siempre quisimos encontrar en un pastel de cumpleaños y sobretodo dejar de ver solo "una cereza" al centro del pastel para recordar que todes merecemos la parte más especial del pastel. 
Queremos ser un recordatorio para honrar y recordar que mereces el amor que sueñas; mereces un amor que no sea de temporada. Y por eso hacemos pan de muerto todo el año. Queremos que nuestros postres sean un pretexto para mantenerte presente a que el amor se esconde detrás de los pequeños momentos de la vida. 
A los 18 años abrí mi primera tienda en Veracruz, la tuvimos por tres años y la cerré para venir a CDMX a poner a prueba mis sueños. Abrimos nuestra primera tienda en Ciudad de México en el 2018. Hemos sido testigos de cómo se transforma la vida cuando apuestas por lo que sueñas y honras lo que importa en tu vida. Hemos cambiado, amado y aprendido. Hemos construido la vida que deseamos recordar con el corazón. Nosotras somos La Dulzura y juntas creamos los postres que siempre soñamos. 
Actualmente tenemos dos tiendas físicas, hacemos envíos hasta la puerta de tu corazón (si es que tu corazón está en CDMX y EDOMEX) pero pronto llegaremos más lejos y no importa en dónde estés; lograremos llegar a ti y enamorarte. 
Gracias por confiar en la dulzura de mi corazón, esto es posible gracias a ti que nos permites ser parte de tus momentos más íntimos y hacer el amor convertido en postres un día más. 

Y esta historia no se podría contar sin el gran equipo que hay detrás de todo esto y día con día le dan vida a La Dulzura de mi corazón.